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martes, 7 de diciembre de 2010

post na'a qué ver #2 (pero con trasfondo)

Hoy no hizo taaaanto frío, sólo estuvimos a -2°C y con muy poca luz. En una palabra, estuvo igual de pinche que la semana pasada, sólo que ahora lo que resta de la nieve es hielo sólido y ya no se ve chida. Hay que tener más cuidado al caminar porque todo se vuelve superficie altamente resbalosa.

En fin.

Lo único relevante del día es que fui de compras. La tienda de Benetton que está sobre Nieuwstraat está en liquidación desde el mes pasado. Con descuentos nada despreciables del 30%, 40% y hasta 50%. No me lo agradezcan, yo les paso el tip nomás porque soy buena onda.

El caso es que por cortesía de mi patrocinador (o sea, Mr D) me adjudiqué un pantaloncito de pana azul y una playera con el estampado de La Mujer Maravilla al frente. No mamar! Llevaba más de un año buscando una por todos lados y por fin la encontré. La que no estuvo tan contenta fue la prima salmónphiladelphiapatéconmermeladadecebollaypastaspeculoos porque al parecer ella ya las había visto y tenía en mente el maquiavélico plan de regalarme una en Navidad (sorry, fue sin querer queriendo).

Pasando a cosas menos superfluas, ayer mi amiga y consuegra, la mamá de Luna (ver post anterior) perdió a su querido padre. No hay palabras que yo pueda decir en situaciones así. Lo que viene a acabarla de fregar es que ella está aquí en Bruselas sin tener la oportunidad de viajar a su natal Chile y darle la despedida en persona. No puedo más que intentar imaginarme lo que debe ser pasar por algo así, sin nada qué hacer desde tan lejos.

Es en momentos como éste cuando más se añora estar en la tierra que nos vio nacer, para al menos, rodeados de la familia sobrellevar la pérdida juntos. Ya sé que nada se puede hacer cuando alguien muere. Alegrarnos tal vez al pensar que esa persona ya se encuentra en un lugar mejor, descansando, en el paraíso o como quiera que se le llama a ese "más allá". Claro que eso no quita el sentimiento que la pérdida provoca en los que nos quedamos. No hay nada qué hacer para aliviar el dolor, sólo esperar a que el tiempo haga su trabajo, y lo haga pronto.

Para ti, mi amiga:





miércoles, 24 de noviembre de 2010

ik voel me rot

No sé en qué parte del ciclo lunar voy y tampoco estoy para averiguarlo. Hoy me sentí de la chingada. Y no, no es que sea infeliz o que extrañe mi país o que me haya peleado con Mr D. No es nada de eso. Es simplemente, que a pesar de tenerlo todo, siento que me falta algo.

Sucede sólo a ratos, sólo en ciertos momentos y bajo ciertas circunstancias. Últimamente, me he enterado de al menos 3 embarazos. Bek, es una de ellas, luego una amiga de mi hermana y hoy la última, una compañera de mi clase de neerlandés. Me da mucho gusto por ellas y les deseo que todo vaya bien en sus respectivos embarazos y me conmueve enormemente ver las fotos del ultrasonido y de verdad, le pido a Dios que no tengan ningún problema y que sus bebés nazcan sanitos y todo lo bueno que se le desea a una mujer que va a ser madre...

Pero...

...

Siempre hay un pero.

... Me pregunto cuándo será el día en que yo sea de las afortunadas que pueda presumirles a mi bebé?

Hay tantas cosas a considerar y a veces veo que Mr D sigue sin estar del todo convencido y yo no quiero embarazarme sin planearlo o sin que él esté de acuerdo. No quiero ponerlo en aprietos pero siento que se me va el tiempo y a veces me da por pensar que tal vez jamás llegue a tener un hijo.

Y eso me hace sentir muy, muy triste.

Hoy es uno de esos días en que siento que se me va a acabar el mundo.

En realidad debería estar agradecida por todo lo lindo que tengo en mi vida, por mi excelente esposo, por la salud de la que gozo, por el amor que mi familia me tiene y por mis buenos amigos...

Ik voel me rot.





miércoles, 21 de octubre de 2009

de lo que es una incógnita y la muerte...

En esta vida hay miles de cosas que no entiendo y me cae que trato pero no he podido llegar a entender, y la mayoría de estas cosas inexplicables se relacionan con el comportamiento humano. Seguro moriré sin saber la respuesta a muchas de estas incógnitas. Esto me produce cierta incomodidad, cierto enojo también e incertidumbre.

Les digo esto porque me acabo de enterar de manera incidental, que uno de mis compañeros de clase de toda la vida, se suicidó hace ya más de un año. No era mi amigo, pero era amigo de mis amigos y una presencia que siempre estuvo ahí sin que yo siquiera lo notara o lo extrañara. Sin embargo, enterarme de que ya no está más en este mundo y que fue decisión suya el ya no estarlo me ha dejado sorprendida pero también en estado reflexivo.

Él era un hombre de mi edad, guapo, ojos claros, sonrisa perfecta y alma de niño. Siempre de buen humor y sólo una vez lo vi enojado. Pero repito, no era amigo mío, por lo que desconozco las batallas internas que había librado a través de todos estos años. Yo sólo sé que desde adolescente empezó a usar y abusar de las drogas, que se hacía cargo de él una señora que no era su mamá -aunque lo trataba como si fuera su hijo- y que su comportamiento de adulto seguía siendo como el de un chamaquito de prepa. Yo llegué a considerarlo infantil, desmadroso, irresponsable y adicto. Sí, se escucha fuerte pero no voy a disfrazar mis pensamientos con eufemismos a estas alturas del partido. A nadie le sirven en vida, porqué habrían de servirle en la muerte?

Como sea, dicen los que saben más que yo, que fue una decepción amorosa lo que lo orilló a tomar semejante decisión y yo me pregunto si nunca pasó por su cabeza que tal vez ella no era la adecuada y que la mujer de su vida estaba apenas por llegar. Es realmente el desamor lo suficientemente fuerte como para arrastrarnos a la desesperación de creer que la muerte es en realidad la respuesta a todos nuestros problemas? Qué acaso no hay muchos peces en el mar? Qué Dios no nos dio cerebro y manos para usarlos para salir adelante? Es de verdad el suicidio la respuesta? La solución? La salida?

Es una pena que un hombre tan joven y tan talentoso -era diseñador gráfico y de los buenos eso sí- haya dejado este mundo por su propia voluntad y egoísmo. Cómo debe estar esa señora que lo cuidó todos estos años como hijo propio? Que lo apoyó incondicionalmente? Que trabajó duramente tanto para pagarle una escuela privada como para sacarlo de las celdas delegacionales por su consumo excesivo de alcohol? Quién le mantuvo -sin saberlo, claro- por años su adicción a pastillas y demás estupefacientes? No es egoísta dejarla sin más, sin explicaciones y sin retribución alguna -no me refiero al dinero- por todos estos años de amor y de cuidados?

En fin, sólo espero que encuentre la paz su alma atormentada.

domingo, 27 de septiembre de 2009

de lo que son las despedidas

Soy una mujer muy sensible. Me río de cosas muy simples, me encabrono de cosas tal vez muy superficiales, me hacen feliz las cosas más sencillas, y lloro también, por razones tal vez no graves. Tendía a ser muy visceral y a mostrar mis emociones sin importar el lugar, la situación o los testigos, pero aprendí (como siempre a punta de chingadazos) que demostrar ciertos sentimientos se toma como signo de debilidad con consecuencias casi siempre aterradoras. Así que por años he tratado de ser más cautelosa, excepto en la risa la cual no he tenido manera de disimular.

En fin, que todo eso aunado a mi condición de primogénita y en consecuencia de hermana mayor de 4 -y otros detalles más que seguro los aburrirían porque a quién chingados le importa la intrigosa e intrincada historia de La Familia*- más las constantes idas y venidas de este ser que desde los 16 no se ha podido estar quieta en el hogar familiar, me han "programado" para hacer de las despedidas un evento racional que no requiere más carga emocional que la de preparar el desayuno o pintarme las uñas de los pies. Me explico? Bueno, lo que les quiero decir es que en las despedidas trato de mantener una sonrisa, un buen sentido del humor y de no decir frases como 'te voy a extrañar' para evitar la reacción en cadena que unos ojos lacrimosos provocan en esas situaciones en un grupo de personas que se reúnen como testigos de otro que es el que se va.

La D era casi siempre la que se iba. La que agarraba su maleta, daba media vuelta y se perdía detrás de aduanas... Hasta ayer que Mi Sis se fue. Qué pinches son las despedidas, me cae! Sobretodo si uno es el que se queda viendo como el tren que se lleva al otro empieza a avanzar, mientras nosotros nos quedamos en el andén con sólo aire en las manos. Mr D y yo aguantamos como los machos, la ayudamos a subir su equipaje y la acompañamos hasta su asiento. Luego nos bajamos y esperamos a un lado de su ventana haciendo adiós con una mano y con la otra abrazándonos. No lloramos hasta que el tren salió de nuestras vistas. Chale. Ayer fue un día triste. El depa estaba demasiado silencioso y los trastes de la noche anterior nos aguardaban en la cocina. Preferimos ir a caminar, a recordar si la llevamos aquí o allá, a hacer notas mentales para su siguiente visita. Imaginando cómo habría sido nuestro fin de semana si ella no hubiera tenido que irse. Confortándonos con el pensamiento de que pronto la visitaremos y reiterándonos que Mi Madre Chula seguro también la extrañó cañón estos meses y que la hará muy feliz su regreso a tierras mexicanas. Seguro la recibirá con una comida deliciosa y La Familia lo tomará de pretexto para reunirse y enterarse de todo el chisme... sí seguro estarán todos presentes queriendo saber hasta el más pequeño detalle y ansiando ver todas las fotos tomadas...

Y además, porqué estar triste si el tiempo pasa volando...




*la familia materna de La D que incluye a la SS abuela (qepd), tíos, tías, primas, sobrinos, Mi Madre Chula y Mi Sis.

lunes, 8 de diciembre de 2008

ayer hace un año...

Bien dicen que nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Eso me pasó con mi abuela. Durante años la tuve tan a mano que nunca me pasó por la cabeza qué sería de mí cuando ella dejara este mundo. Ahora que reflexiono me doy cuenta que en realidad no supe gran cosa de su vida. No supe cuántos hermanos tuvo ni cuántos novios, ni cómo fue que conoció a mi abuelo. En fin. Tantas cosas que ahora me interesan y que no hay manera de averiguarlas.

Ella fue una persona omnipresente en los capítulos de mi vida. En mi niñez, en mi adolescencia y juventud y la extraño horrores ahora como una mujer adulta que soy. Quisiera preguntarle cómo hornear las famosas "regañadas", cómo hacer el espaguetti, y cómo lograr que los bisteces a la mexicana me queden suavecitos; también quiero las recetas del pay de manzana y el panqué de naranja, if possible. Sí, ya sé que todo eso lo consigo en internet pero la quiero a ella dictándome las recetas...

Ella ya no estuvo para mi boda, y no estará para cuando nazca mi primer hijo. Quién me va a dar mis baños post-parto con árnica? A ver!! Quién me va a preparar la dieta para tener mucha leche? Quién me va a decir la mejor técnica para evitarle los cólicos al chamaco? Quién? Quién? Si ella era la especialista. Seguro mi madre lo hará con gusto pero extraño a mi SS Abuela. Era una tradición en la familia que ella se hiciera cargo de todas las parturientas.

Es curioso cómo cambian las abuelas conforme los nietos crecen. Cuando yo tenía 17 años ella tenía mano de hierro. Era super estricta y cada que me veía con algún noviecito me decía "cuidadito y salgas con tu domingo siete porque te desheredo, te vas de la casa!". Luego, a los 27, soltera, con un buen trabajo y con el corazón hecho un desmadre (yo, no mi abuela) me dijo "porqué no tienes un hijo aunque sea? sin casarte. Yo ya quiero conocer a mis bisnietos". Obvio, me quedé con cara de WTF porque eso iba totalmente en contra de los principios que ella tanto se esforzó en inculcarme (sin éxito). Y le dije "pero quién te entiende?? además ya tienes varios bisnietos" "Pues sí pero ninguno es hijo tuyo, mejor ten dos hijos". Claro, abue, como si fueran enchiladas.

Ahí le empecé a echar el choro mareador de que las mujeres ya no podemos embarazarnos de cualquier cabrón que nos endulce el oído; que tenemos una responsabilidad social y moral, que los niños salen bien caros y las escuelas "de ahora" ya ni los educan, que con tanta violencia en este mundo, que la contaminación y la inseguridad, que tantos niños abandonados y carentes de amor, blablabla. Traducción: No he encontrado a la víctima perfecta, abue. No me hagas esto!!

No sé si ella haya olvidado esa conversación pero yo la tengo bien presente. Esa y muchas otras que vivirán en mi memoria lo que Dios me preste de vida (como ella decía). Hace un año estábamos en el pueblito papanteco, con María ya enterrada y con nosotros hechos unos trapos. Supimos con mucha anticipación que su partida era inminente y todos, creo yo, le dijimos lo que teníamos guardado mientras ella aún pudo escuchar y contestarnos; y creo que se fue en paz así como nosotros nos quedamos.

Sin embargo, por mucho que te prepares, por mucho que lo sepas, por mucho que tu cerebrito acepte que esa persona se va y que no tienes el poder de retenerla, siempre hay algo en tu corazoncito que no deja de decirte que olvidaste preguntarle algo; que si hubieras pasado más tiempo, que si hubieras charlado más con ella, que si hubieras bromeado, o paseado, o visto, o reído... o....

viernes, 17 de octubre de 2008

de lo que es un sueño raro...

O más bien un sueño un poco triste. Soñé a mi SS Abuela. Sí, la misma que falleció hace ya diez meses. La misma que me dio dos buenas tundas en mi vida, la misma que me hacía de comer los platillos más ricos que he comido, la misma que me cantaba la canción de "El Conejo Blás" antes de dormir, la misma que me enseñó esos secretos culinarios que ahora son las delicias de Mr. D. Ella. La María que todo el mundo respetaba, a la que todos querían, y a la que muchos temían por su carácter fuerte. Esa que tenía complejo conspiracionista (se dice así?) y la que pocas veces confiaba en la gente, o más bien en los hombres ajenos a su familia, incluyendo yernos (jojojo). El caso es que la soñé.

Estaba yo de pie frente a una puerta y alguien me decía que entrando a esa habitación encontraría los cuerpos de mis abuelos. Cómo es posible eso si Cristóbal falleció hace más de quince años, pensé. Entré y vi dos cuerpos colocados de manera transversal a mí, tocándose las cabezas y los pies hacia afuera... Me explico? No? Pues ni modo, no sé cómo describirlos. El cuerpo de lado derecho estaba cubierto por una sábana blanca y el de lado izquierdo no. Podía ver los colores de su ropa, algo rojo, algo blanco y algo negro. Nada específico.

Avancé y en eso pude ver que el cuerpo de lado izquierdo se incorporaba un poco. Era ella, con el cabello entrecano y su cara redondita. Lucía como cuando era más joven y estaba sana. Vi sus ojos mirándome y su boca sonreía. Alzó su mano y me acarició la mejilla mientras me decía "Siempre has sido una buena niña". Miré hacia el otro cuerpo pensando que era mi abuelo. No era él, era también María, pero su pelo era totalmente blanco, su piel tan pálida como cuando agonizó en mis brazos, trataba de incorporarse pero no podía. Se veía débil y sus ojos apenas abiertos me miraban, y sus labios querían sonreír sin éxito.

Me desperté llorando. Eran las 5:30 am.

lunes, 7 de julio de 2008

de cómo han sido mis días...




Todos hemos tenidos días malos. El mío comenzó a las 5 am. Nunca me levanto tan temprano, pero ese día no me costó trabajo dejar la cama. Estaba bien despierta y nerviosa. Pensé en bañarme pero no tenía ánimos de nada. Mr. D se alistó y salimos en punto de las 6 al hospital. La cita era a las 7 pero llegamos casi media hora antes. Dicen que al mal paso darle prisa y eso precisamente hicimos. El check in sin contratiempos alrededor de las 7:10. Presión normal y temperatura también. Las enfermeras hacían un esfuerzo para hablarme en inglés aunque lo hacían bien. Creo que más bien era sólo la falta de costumbre. En el mismo cuarto estaba una señora a la que preferí no preguntar qué padecía. Se veía bastante acostumbrada al hospital y a sus ruidos. Me dijeron que teníamos que esperar, que mi doctora vendría pronto. Eso sucedió a las 10. Me preguntó que como me sentia. Nerviosa, dije yo, y triste. Contestó que tenía que ponerme unas pastillas para ir "preparando" la cirugía. Enseguida empecé a sentir su efecto. Cólicos. Y entonces me di cuenta que era de a deveras, que era inminente. Cuando llegamos le pregunté a Mr. D si había alguna posibilidad de error. Tal vez la doctora se equivocó, tal vez nos equivocamos nosotros con las cuentas. Con una mirada compasiva me tomó de los hombros y me dijo "No, no hay ningún error". Me besó en la frente, y mis lágrimas empezaron a rodar en mis mejillas.
No puedo describir la soledad en la que me sentía. Él estaba ahí, tomando mi mano, pero mi corazón se sentía tan abandonado, tan sólo, tan oscuro y triste... tan vacío. Mi suegra que llegó desde las nueve, nos hacía compañía. A las doce entré al quirófano, y recobré la conciencia a las tres. Sólo pensaba en superar rápidamente el efecto de la anestesia y volver a ver el rostro de mi marido. Mi amado esposo que me ha hecho fuerte en estos días tan raros, en los que no me encuentro a mí misma.
Me dieron de alta pasadas las 5 pm, y sólo tenía ganas de llegar a casa a sentarme de frente al balcón, en una mecedora, contemplando la calle y la gente que pasa, como una anciana recordando tiempos mejores. Casi no recuerdo el camino de regreso, o tal vez prefiero no recordarlo. Me he recuperado físicamente casi de inmediato, pero sigo sientiendo esa sombra detrás mío. Ese algo que no acabo de superar, ese duelo, esa pérdida. Esas ilusiones que no pasaron de eso. Ayer vi los zapatitos y me puse a llorar de nuevo. Mr. D no se dio cuenta.
Hoy es mi primer día sola y no quiero llorar de nuevo. Quiero asumir una actitud positiva, quiero seguir siendo yo, la misma de antes, la alegre, la que no se da por vencida, la que no pierde la fe, pero no soy yo. No aún.
Dicen que el tiempo lo cura todo, y quiero pensar que así es. Que de verdad, Dios tiene mejores planes para mí, y para mi marido. Quiero seguir agradecida por lo que tengo, y no pensar en lo que me hace falta. No quiero ser infeliz, pero sigo triste. Tal vez, un día el recuerdo ya no me afecte, ya no me duela, ya no me haga llorar.

lunes, 30 de junio de 2008

de lo que es la pérdida...

He estado pensando en cómo escribir esto durante todo el fin de semana y ahora que estoy frente al teclado no sé cómo empezar. Durante mucho tiempo descarté las letras como un canal por el cual expresar mis sentimientos / pensamientos hasta que encontré este blog, no hace mucho. Me ha servido para reflexionar, aclarar mis ideas y para sentir alivio cuando he necesitado manifestar mis estados emocionales.

Hoy escribo sintiéndome un emo. Sintiendo una tristeza inmensa, profunda y oscura. He pasado antes por situaciones de pérdida y duelo, pero debo confesar que ninguna se parece a ésta. He pasado de la sorpresa, a la resignación en tres días, pasando por la estupefacción, la negación, la impotencia, la desesperación y el abatimiento total. Hasta alcanzar el simple estado de tristeza en el que me encuentro ahora.

El bebé que con tanta ilusión esperaba, ya no será. Lo perdí. La naturaleza detuvo el proceso y no hay nada qué hacer. La doctora dice que no ha sido mi culpa, que estas cosas pasan, que ha sido un accidente. Quiero pensar que es cierto. Que todo ha sido voluntad divina; pero si esto es cierto, aún sigo buscando el porqué.

He encontrado en mi pasado razones suficientes para que Dios me haya quitado esta ilusión justo ahora que más feliz era. Una lista interminable de causas probables ha invadido mi mente y me ha quitado el sueño. Sé que algunas de mis decisiones han sido incorrectas, pero al final, es lo que me hace estar donde estoy ahora, no? Habrá valido la pena el sacrificio? Será sólo una prueba? Será que quiere probar mi fe? Será que es mi karma?

Hace 15 años tuve un aborto. No me enorgullezco de eso, pero tampoco ha sido un motivo para flagelarme con el recuerdo. En su momento sentí que era la decisión adecuada. Que mis estudios y mi futuro eran más importantes que todo. Jamás volví la vista atrás. Jamás volví a pensar en eso. Hasta ahora. Tal vez Dios piensa que si alguna vez rechacé a ese angelito, ahora me toca sentir la pena del rechazo, de la pérdida, en la misma situación, aunque en un contexto diferente. Seguro sabiendo esto, algunos pensarán que me lo merezco, y seguro algunos tendrán razón.

No quiero entrar en detalles, pero esto todavía no ha acabado, me espera una semana difícil, y estoy preparándome para ella. No tiene caso seguir pensando en el hubiera; sólo me queda sobreponerme lo más pronto posible, y seguir con mi vida. Siempre he sido una persona feliz, a pesar de las adversidades, a pesar de las tristezas y de los golpes que me han tocado. No quiero cambiar ahora. Estoy convencida de que Dios sabe porqué pasan las cosas y no soy quién para cuestionar su voluntad. Conozco cómo es él conmigo, y sé que saldré adelante de esto con su ayuda. Aún tengo mucho qué agradecerle: mi esposo, mi salud, mi hermosa familia y mis queridos amigos a los que he dejado fuera de esto porque no estoy lista para platicarlo particularmente. Espero comprendan.




A veces la tristeza viene acompañada de coraje, de impotencia, de desesperación y deseos de venganza. No es mi caso, hoy sólo siento una enorme e infinita tristeza, pero sólo eso: tristeza.