viernes, 19 de marzo de 2010

de lo que es una "segunda oportunidad" (segunda parte)

Y no estoy en contra de los que dan segundas oportunidades, ni de los que las buscan. De hecho, hay ocasiones en que se presentan solas y sería muy tonto no aprovecharlas.

No sé cómo explicar esto. Sé que la gente puede cambiar, que hay quién sí aprende de errores pasados y se "enmienda". Aún ahora mi propia familia se sorprende por lo bien que me llevo con Mr D. Antes era una reverenda hija de mi santa madre, egoísta, caprichosa, voluntariosa y mala onda. Lo sé, y nunca lo he negado. Pero esa fue una etapa que duró lo mismo que mi adolescencia (bueno, está bien, tal vez unos pocos años más). Algunos a este proceso le dicen "madurar". No lo sé. Tal vez sea eso o tal vez que me dí cuenta que no tiene caso estar enojada con la vida y decidí bajarle dos rayitas a la mamonería.

Mi Madre Chula también es otro ejemplo. Antes, era una mujer atravancada, explosiva y enojona. No le podías decir nada porque te mandaba directo al diablo. Así, sin más y de puntitas. Pero a raíz de que estuvo malísima en el hospital y a punto de ir a saludar en persona a San Pedro, pues como que también le cayó el veinte de que la vida es muy cortita como para desperdiciarla haciendo corajes. Así que a partir de ahí se volvió super tolerante, más comprensiva y más abierta. Ya no se encabrona tan fácil ni toma tan a pecho cuando alguien le hace un desdén. Es feliz con lo que tiene y no se anda preocupando por lo que le hace falta.

Luego, El Picudo era otro que tenía un genio de los mil demonios, que no aceptaba críticas de ningún tipo y de los que ahídeti si les llevabas la contraria. Había que obedecerlo al instante, rapidito y de buena gana si uno no quería romperse los tímpanos soportando gritos de al menos media hora. Cuándo cambió? No lo sé exactamente. Sólo sé que un día empezó a llamar en nuestros cumpleaños, en las navidades, y hasta en los cumples de mi mamá. Ya no reclamaba molesto que porqué no lo habíamos ido a visitar, sino preguntaba con real interés la fecha de nuestras próximas vacaciones y nuestras intenciones de viaje.

Sin embargo, no todas las segundas oportunidades son aprovechadas... según yo. Y a pesar de tener ejemplos tan a la mano, sigo desconfiando de algunas de ellas.

Los detalles se los cuento la próxima vez.


1 comentario:

La Negra dijo...

Hijoles, que fuerte es eso, de verdad que se necesita un verdadero madrasísimo para cambiar de verdad, aunque a veces nos gusta tentar a la suerte a ver hasta cuando nos dejan de dar oportunidades y nos arrepintamos, ay, ya me dio miedo...