jueves, 19 de febrero de 2009

De cómo empezó todo... (Episodio 17) Fin


Quieres hacer reír a Dios? Cuéntale tus planes.
Amores Perros


No cabe duda de que el tiempo vuela cuando uno se divierte, por lo que esos cuatro días se me fueron como agua entre las manos. Todo siguió más o menos su curso: Devil Ivy nunca se integró, siempre se le cocinó aparte y si no estaba leyendo se la pasaba jugando con los niños que se le llegaban a acercar. A señas y con monosílabos ellos se daban a entender y ella parecía disfrutar de la compañía (o no le quedaba otra, no sé). El güerito, Mi sis, Chispita, el menor de mis hermanos y yo hicimos un buen grupo y andábamos juntos como muégano para todos lados.

Las tardes eran para echar la chela con mi papá que no se cansaba de preguntarle cuánta cosa se le ocurría a "El Güero", y todo el pueblo se enteró de que era hijo único, que no le gustaba el fútbol aunque era deporte nacional también en su país (ahí creo que mi papá le bajó puntos), que trabajaba como escenógrafo y que su papá había muerto ya hacía unos años. Ni yo sabía tanto! En las noches nos sentábamos en la terraza a fumar y tomar café y básicamente a echar desmadre.

Se llegó la hora de regresar a Chilangolandia y lo hicimos separados por las cuestiones logísticas que ya he mencionado. Como yo no pude hacer migas con Devil Ivy estaba ya imaginando que todo el camino me la iba a pasar dormida, sin platicar y apenas sin moverme de mi asiento. Era como viajar sola porque ella apenas si pronunciaba palabra. El güerito como si adivinara mi pensamiento me pidió los boletos de autobús y me dijo que la mandara por delante aunque en teoría a ella y a mí nos tocaba en asientos contiguos. "De por sí va a ser aburrido" me dijo. Yo contesté que tal vez con él sí hablaría y él me dijo que no. Que también en Acapulco ella se había portado así y que estaba arrepentídisimo de haberla aceptado como acompañante. Ahí me explicó que ella se había pegado, que él nunca la invitó pero que al ver su insistencia él dijo porqué no? Le creí aunque se me hizo muy raro. En realidad, sigo pensando que ella tenía oscuras intenciones pero no contaba con mi astucia y se le sebó el plan.

Nos sentamos juntos y después de casi dos horas transcurridas, todavía no podíamos salir de Poza Rica. Estaba más lleno que de costumbre. El trayecto que usualmente dura 4 horas y media, ese día duró 9. Nos la pasamos platicando un ratote, de todo y de nada como siempre. Me dijo que me agradecía mucho que yo lo hubiera invitado, que todo había estado maravilloso, que mi familia, la comida, los lugares y sobretodo mi compañía. Yo pensé que estaba siendo demasiado cortés pero sonreí y le dije que me daba gusto que se la hubiera pasado bien. Si. Yo también estaba siendo amable, pero había algo raro en su mirada.

Por un momento me acordé que Chispita en una de esas que estábamos solas me dijo: Como que sólo tiene ojos para ti, no? -Ay, no! para nada, si con todo mundo platica. -Bueno, sí, pero ya me lo he cachado varias veces viéndote; qué no te gusta? -Mmm... No sé. -Ay, pues no sé que quieres, eh! Si hasta lavadero tiene! A poco no lo has visto? (bliiing!!!). OMFG!!! Claro que lo había visto pero no había reparado en eso. Nunca fue algo en lo que me fijara. Ni me atraían los estómagos de tabla, ni me molestaban las pancitas cheleras. Todo hombre que se digne de serlo debe tener alguito de panza. Ya sea de chela, o de taquitos, o de pan dulce. No digo que sean alcóholicos o que apesten a fritanga todo el tiempo, pero, el que gusten de comer y beber refleja que disfrutan de la vida (como yo) y que no son metrosexuales que se la pasan frente al espejo. Yo no quería un hombre que fuera más vanidoso que yo, me explico? Además como yo nunca he sido barbie deportista pues no exigía (es más hasta huía si me encontraba) un fan del gimnasio.

El caso es que después de agotar todos los temas posibles y de que el camión avanzaba a 10km/hr yo sentí como me iba arrullando. Él tenía los ojos cerrados y su cabeza estaba recargada totalmente en el respaldo de su asiento. Tenía en su regazo su eterna mochilita con su cámara y demás triques. Yo trataba de encontrar la mejor postura para dormirme pero no la encontraba, así que me recargué en su hombro rogándole a Dios no babearle la chamarra. Ja! Sentí cómo se movió pero yo no quería abrir los ojos. Pensé que me iba a pedir que mejor babeara la ventana o qué sé yo. Pero no. Me llamó por mi nombre, abrí los ojos y su mano se coló por mi cuello. Maripositas en mi estómago. Wow. Me besó y me pidió que fuera su novia. Cuarenta y ocho mil pensamientos, emociones, imágenes, suspiros, recuerdos, visiones, sueños y vidas aparecieron ante mí en una fracción de segundo. El amor me agarró desprevenida justo cuando yo pensé que más segura estaba.

Y vivieron felices y comieron perdices.


6 comentarios:

Kena Siu dijo...

Wowwww ya lo creo que te agarro desprevenida...me dejaste en shock!!!
Perooo, como que fin??, por cuanto tiempo anduvieron de novios, cuantas veces mas se vieron antes de casarse, como les gustan las perdices??...cuenta!!
Muy padre e interesante historia, sin duda el amor llega cuando menos lo esperas!!, a mi tambien me tomo por sorpresa y ya vess por aca andamos en el viejo continente...el amorrrrr.
Un saludo D!

dianarl dijo...

si si si cuenta cuentaaaaaaaaaaaaaa!!
anda queremos saber!!!
Hay D del gusto hasta me pique un ojo ¬¬' es q no me fije ya ahorita me anda llorando y duele jejeje.
Ahora siento que aun tengo esperanza y tal vez "mi güerito" anda por ahi perdido y algun dia me encuentre =)

Eduardo Sánchez dijo...

Me han gustado mucho los 17 episodios en que dividiste tu historia. Esta tan buena que puede ser historia de Disney siglo XXI, y para que se la cuentes a los nietos también servirá.

Brindo por eso.

Nayid dijo...

Ahhhhwwwwwwwww!!!!!!
Que bonitooooooooo!!!!!!!
Jajajaja la ultima frase es inmortal, perdices jajajaja.

Anónimo dijo...

rebuena tu historia... te falta la segunda parte: y prepararon la boda y vivieron felices...
Saludos!!!
ABCCATita

Monsebrak dijo...

HAHAHAHAH "su eterna mochilita con su cámara y demás triques"
Eso es un clásico.