martes, 17 de febrero de 2009

De cómo empezó todo... (Episodio 16)

La primera de nuestras mañanas ya en tierras jarochas me levanté tarde. Aunque claro, eso no es raro ya que yo amo levantarme tarde. Cuando era adolescente y pasaba mis vacaciones allá, mi papá y mis tíos y todo el mundo se asombraba de mi capacidad de quedarme en la cama hasta las diez de la mañana. Ellos, estando acostumbrados a levantarse a las 5 o 6 am, no entendían cómo yo no podía hacer lo mismo. Para cuando por fin el hambre me despertaba, ellos ya habían desayunado y almorzado y yo tenía que comer las tortillas recalentadas.

Ahora, que ya no soy una adolescente, me sigo levantando tarde pero ya no les causa sorpresa; al contrario, procuran no hacer ruido para dejarme descansar, y hasta me esperan para almorzar. La vida cambia, la gente cambia, los tiempos cambian. En fin, que a lo que iba era que cuando la pipí mañanera me obligó a dejar mi camita me encontré al güerito saliendo de la regadera. Sólo traía encima unos boxers de esos pegaditos y una toalla en la mano, sandalias y esa hermosa sonrisa que ahora ilumina mis mañanas, mis tardes y mis noches. Yo, en cambio, traía un short y una playera, chanclitas, mi cabello hecho un desmadre, mis ojos lagañosos y el aliento a centavo egipcio a todo lo que daba. Me dio una pena!! Me reí de nervios al darle los buenos días y me metí al baño en chinga.

Medio me lavé la cara, me lavé los dientes, me alisé el cabello y bajé a la cocina. La esposa de mi papá estaba ahí ya preparando el almuerzo y yo me puse a hacer el café, bajo su supervisión, obvio. Escuché unos pasitos y luego un sonido hueco. Las escaleras de la cocina son angostitas y él no midió bien la distancia y se puso un megamadrazo en la cabeza. Ouch! No pasó de un raspón y un pequeño chichón y esperamos afuera a que el almuerzo estuviera listo. Fui a despertar a las reinas que seguían como lirones con la promesa de un rico desayuno.

Nuestro almuerzo consistió en Chuletas de cerdo fritas con chile seco, jaibas en salsa de chile de color, frijoles refritos y tortillas recién hechas. El güerito comió de todo sin chistar a pesar de que el picante lo hizo sudar. Devil Ivy dijo que no comía picante y se le frieron chuletitas aparte, sin chile. Los frijoles le gustaron aunque no repitió, y lo único que no dejo de comer fueron las tortillas así solitas, sin sal siquiera. En fin. Nos alistamos lo más rápido que pudimos y nos fuimos a El Tajín.

Era ya pasado el mediodía y el sol estaba en todo su esplendor. Les advertí que usaran bloqueador pero él hizo caso omiso. Ni gorra llevaba. Yo tenía miedo de que se rostizara su cabecita rapada pero al parecer esa era la menor de sus preocupaciones. Pagamos la entrada y todos en bola entramos a las ruinas. Primero visitamos el pequeño museo pero el calor era tanto que optamos por salir. Al menos el aire afuera se sentía más fresco. Todos estábamos ya con la idea de recorrer entero el sitio arqueológico cuando... Devil Ivy se sentó en una banca debajo de un árbol a no más de veinte metros de la entrada y dijo que ahí esperaría. Le expliqué que había muchas cosas que desde ahí no podría apreciar pero dijo que no importaba. Se compró una bolsa de naranjas peladas y se quedó ahí. Él le dijo un par de cosas en un idioma que yo no entendí y ella contestó de mala gana.

Con pena y desconcierto todos nos volteamos a ver pero él dijo que estaba bien y que si ella quería quedarse pues ni modo. Él no había viajado tan lejos para quedarse a contemplar el paisaje desde una banca.

2 comentarios:

dianarl dijo...

haaaaaaaaaaay ahora por lo menos no estoy tan inquieta por que ya se que es Mr. D !!! :D es que luego que tal que no era? te juro que cuando describiste que iluminaba tus dias y tus noches me puse las manos en la boca y di un brinquito de emocion jajajaja :D
y lueeeeeeeeeeeego? :D
ya quiero saber que mas!
quien resulto ser devil ivy!

Eduardo Sánchez dijo...

Yo quiero ver la foto de devil ivy, es más yo le quito lo amargada.