No sé porqué escribo esto. Seguro porque por estas fechas hace ya un par de años que dije "BASTA!" del último depa que compartí con un amigo de toda la vida. Pero el hecho de conocer a alguien desde hace 15 años, no significa que llegue a ser un buen compañero de vivienda. Como dice el viejo y conocido refrán (me sentí como el Chapulín Colorado): "Si quieres conocer a Inés, vive con ella un mes". Les platico mi historia:
Después de mi ruptura con El innombrable (o más bien su ruptura conmigo, je) me dediqué a trabajar como negra, como si deveras me lo fueran a pagar y salía muy tarde de la chamba, y tenía que tomar el metrobús o tomar un taxi de sitio para llegar a mi casa. Para esas fechas mi amigo Jaime* me había insistido (por tercera vez) que compartiéramos el depa donde él vivía. Me dijo que me iba a cobrar una cantidad mínima por la renta pero que nos iríamos a michas con los gastos. El también había tronado recientemente con su galana y le cagaba llegar y encontrar el depa vacío. La verdad es que me quedaba a 10' de mi entonces lugar de trabajo y después de pensarlo un poco acepté.
Pensé que incluso podía tomar mis clases de salsa en el Mambo Café y que el taxi me saldría más bara; pensé que podría dormir más y que un cambio de aires no me vendría mal. Ese verano me mandaron de viaje en la chamba y le dije a Jaime* que cuando regresara me mudaría. Compré una cama, algunos trastes que hacían falta, un clóset, y varios domingos me lancé al depa a ayudarle a limpiar lo que sería mi recámara. Obvio, como él no la ocupaba la utilizaba como "cuarto de los tiliches".
Total que regresando del viaje, llegué directo al depa porque al otro día tenía que presentarme en la oficina. La primera sorpresa que me llevé era que al intentar abrir la puerta ésta se atoraba. Pensé que había algo recargado sobre ella que impedía moverla. Tenté la pared para encender la luz y cuando lo hice encontré ropa desparramada por TODO el piso del departamento. No una pila de ropa como cuando tienes la intención de mandarla a la lavandería, no el bote de la ropa sucia pegado a la puerta, no un par de mudas esparcidas como cuando te agarra la calentura antes de alcanzar la recámara. NO. La alfombra no se veía en absoluto, todo era ropa por todo el suelo.
Dije "qué pedo? qué habrá pasado?" y pisando jeans y camisas metí mi maleta y me fui a mi recámara que había dejado previamente armada. El edredón tenía señas de que alguien había dormido ahí, pero por lo demás estaba limpia, según yo. Salí y junté toda la ropa con la intención de ponerla sobre su cama. Cuando intenté abrir su recámara vi que la situación era la misma que en la sala. Me valió madres y como pude aventé todo donde cayera (o sea, más tirado no podía estar). Cerré la puerta dando un suspiro y fui a la cocina. Moría por un café. Ni una pinche taza limpia. Lavé los trastes, junté la basura y espanté las moscas. Me hice mi pinche café y me fui a dormir. Ahí debí haberme dado cuenta!!!
Al otro día me levanté dispuesta para ir a chambear y Jaime* al escucharme se levantó también y me dijo "No manches, no te esperaba tan pronto. Perdón por el tiradero". "No te preocupes, pero yo te avisé cuándo regresaba, alrato platicamos" contesté. Me alisté y me fui. Yo entraba a las 9 y el a las 11 am, así que se regresó a echar a su recámara.
Los siguientes días (y semanas y meses) traté de que ese depa se viera como una casa y no como una cantina de la Peralvillo. Momento, esas cantinas no están mal. En fin, que no pareciera pulquería cercano al rastro, así que yo lavaba trastes, recogía la cocina y los fines de semana lavaba el baño y la azotehuela. Los primeros fines de semana limpiábamos entre los dos, pero después él se volvió un ser sumamente ocupado y nunca estaba en casa.
Pues claro, si ya tenía chacha!!! El chamaco nunca entendió que la ropa sucia y la limpia es preferible mantenerlas separadas, que los trastes no se lavan solos aunque los remojes dos semanas en Suavitel, que la barbacoa del domingo no dura para siempre en el refri, que la toalla que usas para secarte el cuerpo también se lava, que si dejas destapada una coca al siguiente día ya no sabe buena, que si haces tacos de alambre más vale meter las tortillas que sobran a una bolsa de plástico y lavar de inmediato el sartén o las tortillas se harán duras y el sartén... ay el sarteeeeen!!! Que el queso derretido es muy difícil de quitar de las servilletas de tela, que la leche se echa a perder si la dejas fuera del refri, que no está padre que utilices el shampoo y el jabón de tu compañera; que si te acabas el café lo mínimo que puedes hacer es avisar para que cuando ella llegue hasta la madre del trabajo, encabronada por la lluvia y a dos de pescar un resfriado, no haga corajes porque te acabaste el puto café; que nada cuesta lavar el pinche vaso que utilizaste para tomar agua, que si te levantas a media noche a miar por muy dormido que estés trates de atinarle al inodoro , que si no le atinas por lo menos lava el baño pinche huevón!! Que si te gusta jugar Halo a media noche tengas la delicadeza de bajar el volumen ya que los depas de ahora no tienen "ala oeste" y aunque las puertas estén cerradas se escucha; que si invitas a tus amigotes un viernes por la noche te asegures que tu compañera no trabaja al día siguiente o no la dejarás dormir con tantas pinches risas; que el olor a cigarro se queda impregnado aunque dejes abierta la ventana toda la noche, que si ella se larga avisándote con una semana de anticipación sus razones tendrá.
En fin, cuando los inviten a compartir depa, no sólo piensen en la lana que se van a ahorrar, sino también en los posibles corajes que podrán tener. Si son muy "pikis" como yo evítense la pena, no funcionará a menos que "el otro" sea ordenado igual que ustedes; si les gusta vivir en la mierda también aguas, que no cualquiera los va a aguantar.
Después de desahogar mi alma, me voy satisfecha a seguir escribiendo.
*Obvio, no es su nombre real.
Después de mi ruptura con El innombrable (o más bien su ruptura conmigo, je) me dediqué a trabajar como negra, como si deveras me lo fueran a pagar y salía muy tarde de la chamba, y tenía que tomar el metrobús o tomar un taxi de sitio para llegar a mi casa. Para esas fechas mi amigo Jaime* me había insistido (por tercera vez) que compartiéramos el depa donde él vivía. Me dijo que me iba a cobrar una cantidad mínima por la renta pero que nos iríamos a michas con los gastos. El también había tronado recientemente con su galana y le cagaba llegar y encontrar el depa vacío. La verdad es que me quedaba a 10' de mi entonces lugar de trabajo y después de pensarlo un poco acepté.
Pensé que incluso podía tomar mis clases de salsa en el Mambo Café y que el taxi me saldría más bara; pensé que podría dormir más y que un cambio de aires no me vendría mal. Ese verano me mandaron de viaje en la chamba y le dije a Jaime* que cuando regresara me mudaría. Compré una cama, algunos trastes que hacían falta, un clóset, y varios domingos me lancé al depa a ayudarle a limpiar lo que sería mi recámara. Obvio, como él no la ocupaba la utilizaba como "cuarto de los tiliches".
Total que regresando del viaje, llegué directo al depa porque al otro día tenía que presentarme en la oficina. La primera sorpresa que me llevé era que al intentar abrir la puerta ésta se atoraba. Pensé que había algo recargado sobre ella que impedía moverla. Tenté la pared para encender la luz y cuando lo hice encontré ropa desparramada por TODO el piso del departamento. No una pila de ropa como cuando tienes la intención de mandarla a la lavandería, no el bote de la ropa sucia pegado a la puerta, no un par de mudas esparcidas como cuando te agarra la calentura antes de alcanzar la recámara. NO. La alfombra no se veía en absoluto, todo era ropa por todo el suelo.
Dije "qué pedo? qué habrá pasado?" y pisando jeans y camisas metí mi maleta y me fui a mi recámara que había dejado previamente armada. El edredón tenía señas de que alguien había dormido ahí, pero por lo demás estaba limpia, según yo. Salí y junté toda la ropa con la intención de ponerla sobre su cama. Cuando intenté abrir su recámara vi que la situación era la misma que en la sala. Me valió madres y como pude aventé todo donde cayera (o sea, más tirado no podía estar). Cerré la puerta dando un suspiro y fui a la cocina. Moría por un café. Ni una pinche taza limpia. Lavé los trastes, junté la basura y espanté las moscas. Me hice mi pinche café y me fui a dormir. Ahí debí haberme dado cuenta!!!
Al otro día me levanté dispuesta para ir a chambear y Jaime* al escucharme se levantó también y me dijo "No manches, no te esperaba tan pronto. Perdón por el tiradero". "No te preocupes, pero yo te avisé cuándo regresaba, alrato platicamos" contesté. Me alisté y me fui. Yo entraba a las 9 y el a las 11 am, así que se regresó a echar a su recámara.
Los siguientes días (y semanas y meses) traté de que ese depa se viera como una casa y no como una cantina de la Peralvillo. Momento, esas cantinas no están mal. En fin, que no pareciera pulquería cercano al rastro, así que yo lavaba trastes, recogía la cocina y los fines de semana lavaba el baño y la azotehuela. Los primeros fines de semana limpiábamos entre los dos, pero después él se volvió un ser sumamente ocupado y nunca estaba en casa.
Pues claro, si ya tenía chacha!!! El chamaco nunca entendió que la ropa sucia y la limpia es preferible mantenerlas separadas, que los trastes no se lavan solos aunque los remojes dos semanas en Suavitel, que la barbacoa del domingo no dura para siempre en el refri, que la toalla que usas para secarte el cuerpo también se lava, que si dejas destapada una coca al siguiente día ya no sabe buena, que si haces tacos de alambre más vale meter las tortillas que sobran a una bolsa de plástico y lavar de inmediato el sartén o las tortillas se harán duras y el sartén... ay el sarteeeeen!!! Que el queso derretido es muy difícil de quitar de las servilletas de tela, que la leche se echa a perder si la dejas fuera del refri, que no está padre que utilices el shampoo y el jabón de tu compañera; que si te acabas el café lo mínimo que puedes hacer es avisar para que cuando ella llegue hasta la madre del trabajo, encabronada por la lluvia y a dos de pescar un resfriado, no haga corajes porque te acabaste el puto café; que nada cuesta lavar el pinche vaso que utilizaste para tomar agua, que si te levantas a media noche a miar por muy dormido que estés trates de atinarle al inodoro , que si no le atinas por lo menos lava el baño pinche huevón!! Que si te gusta jugar Halo a media noche tengas la delicadeza de bajar el volumen ya que los depas de ahora no tienen "ala oeste" y aunque las puertas estén cerradas se escucha; que si invitas a tus amigotes un viernes por la noche te asegures que tu compañera no trabaja al día siguiente o no la dejarás dormir con tantas pinches risas; que el olor a cigarro se queda impregnado aunque dejes abierta la ventana toda la noche, que si ella se larga avisándote con una semana de anticipación sus razones tendrá.
En fin, cuando los inviten a compartir depa, no sólo piensen en la lana que se van a ahorrar, sino también en los posibles corajes que podrán tener. Si son muy "pikis" como yo evítense la pena, no funcionará a menos que "el otro" sea ordenado igual que ustedes; si les gusta vivir en la mierda también aguas, que no cualquiera los va a aguantar.
Después de desahogar mi alma, me voy satisfecha a seguir escribiendo.
*Obvio, no es su nombre real.
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