miércoles, 4 de febrero de 2009

De cómo empezó todo... (Episodio 8)

Encontré el hecho de leer (así como de escribir) correspondencia diaria como una de mis actividades lúdicas; y en ese momento no tenía muchas. Hablábamos de todo y de nada, del clima en donde él vivía, de su comida favorita y sus hobbies... y los míos, claro. Tocamos poco el tema de las relaciones amorosas pasadas, para qué escarbar en algo que ya fue. Además yo no soy del tipo preguntona, prefiero que las cosas salgan en la plática poco a poco.

Así supe que se había divorciado hacía ya varios años, y que su última relación había terminado hace dos, aunque su ex-novia y él trabajaban juntos. Yo me limité a comentar que El Innombrable decidió terminar conmigo por falta de amor y que aunque había dolido como patada de mula, admiraba su honestidad al hablarlo en vez de hacerme la vida de cuadritos o pintarme el cuerno (aunque de esto último nunca estaré segura). Después todo se enfocó sólo a lo cotidiano.

Al cabo de casi tres meses él mencionó que tal vez visitaría México en sus siguientes vacaciones. Yo, para nada me dí por aludida y le recomendé lugares turísticos que no se podía perder como Cancún y la ruta maya, Oaxaca, y Chiapas. Personalmente, no conozco aún el sureste mexicano pero creo yo que es algo que los turistas encuentran muy atractivo. Él, en cambio, contestó que estaba más interesado en las ciudades coloniales que en las playas, cosa que me tomó por sorpresa pero no me extrañó del todo, sabía que Morelia goza de cierta fama entre los europeos. Total, que yo para nada me ofrecí como guía de turistas, aparte de que soy malísima estaba estrenando trabajo y obvio, no podía tomarme días libres.

Como todo quedó en un tal vez, seguimos escribiéndonos. Era algo muy curioso porque yo no tenía una imagen de él en mi cabeza. Sólo recuerdo que cada mañana prendía mi compu con entusiasmo y que leer esas cuantas líneas alegraban mi espíritu. Me hacía el día, pues. Y si de repente no tenía nada en mi bandeja de entrada, era como si algo me hiciera falta. Era adictivo, y yo creo que a él le pasaba igual porque también reclamaba su dosis diaria de palabras, y como toda droga llegó un momento en que los correos ya no eran suficientes. Ahora quería conocer mi voz y me pidió mi número. Ay!!!!

3 comentarios:

Kena Siu dijo...

mmmm adictivo?? me da olor a algo mas...
Sin duda las ciudades coloniales de nuestro pais como Morelia, Guanajuato y la bella Zacatecas, son otro rollo...pues! (yo tambien lo uso mucho jiji)

dianarl dijo...

me parezco a ti en el echo de que no soy del tipo preguntona, si se va dando y la persona me dice pues genial si no yo ni indirectas doy para sacar el tema, y si, es adictivo jajaj, pero y lueeeeeeeeeeeeego? se lo diste????
te llamno???? fue a morelia??? lo viste??? es Mr. D ?????
yaaaaaaaaaaa dinos!

Nayid dijo...

Jejeje Dianarl está desesperada.
Que padriuris* historia, ya sé final pero no sé como se llego a ese punto.
Besos.