Yo como siempre, tan solícita y buena onda, quedé de ir a recogerlos al aeropuerto. Finalmente, el susodicho en cuestión había decidido pasar sus vacaciones en Mexicalpan de las Tunas. Llegaría un sábado por la tarde-noche al aeropuerto Benito Juárez de tan gloriosa ciudad acompañado de su amiga a la que llamaremos "Devil Yvy" por razones no tan obvias que ya les contaré.
El que llegara acompañado me otorgaba un par de ventajas: no se aburriría mientras yo estuviera en el trabajo, y la más importante que yo veía en ese momento, no me sentía comprometida a que me cayera mejor de lo que ya me caía. La verdad es que yo pensaba que su amiga era más bien una pretendienta o un querer que intentaba ocultar. Por mí mejor, pensé.
Yo seguía sin conocer su apariencia física y aunque él podía ver mi foto en el perfil de la página, yo para ese entonces ya había hecho estragos con mi cabello y había perdido al menos un par de kilos más. Estaba flaquísima. Más flaca que nunca, o más que siempre. Como la fecha se acercaba él pidió que le enviara otra foto de preferencia reciente; así que le envié La Foto pensando que sería una buena broma porque obvio, no le serviría para reconocerme cuando nos encontráramos en el aeropuerto. Contrario a mis expectativas me dijo que le había encantado y que hasta la había puesto como protector de pantalla en su compu.
Llegué un poco tarde porque para variar, o entre tanto nervio, me confundí con la hora de llegada, además de que olvidé anotar el número de vuelo y el nombre de la aerolínea. Como siempre, el exceso de confianza en mi alguna vez buena memoria me dio en la madre. Sólo recordaba que llegaban vía Washington. Eso, aunado a mi poca experiencia en vuelos internacionales me hicieron esperar en la Sala de Llegadas equivocada.
Era casi media noche de ese sábado donde al fin mis incógnitas se despejarían. Yo llevaba más de tres horas buscándolos, con La Foto impresa pegada en un folder tamaño carta con un palito de madera haciéndola de asta. Estaba harta de caminar con el cartelito en alto, me dolían los pies y los brazos. Para acabarla de chingar mi celular había cambiado de domicilio fiscal (un saludo a los señores asaltantes de circuito interior y eje central) y no tenía lana para comprarme un equipo nuevo, por lo que no podía saber si al menos él había intentado comunicarse a mi jaula.
Hacía ya un buen rato que estaba enojada conmigo misma por no haber llegado a tiempo. Va a pensar que no quise conocerlo, pensé. Qué tal que ya nunca me escribe? Y si sí llegó pero huyó al verme? Qué tal que se dio cuenta de que no soy el clon de Salma Hayek? Empecé a llorar de impotencia, por no encontrarlo y por no haberle enviado una mejor foto. Me estaba dando frío y me había cansado ya de recorrer el aeropuerto sin éxito.
Decidí irme a mi casa. Ya había pasado mucho tiempo y yo dudaba que anduviera perdido por ahí. Su vuelo no aparecía como retrasado por lo que de seguro llegó sin contratiempos por lo que yo no había alcanzado a verlo en la pantalla de llegadas. Igual y mañana me llama, pensé. El cartelito ya ni siquiera lo sostenía en alto sino que más bien lo bajé lo más que pude porque me sentía ridícula cargándolo. Estaba a dos de tirarlo a la basura. Me estaba pasando una mano por los ojos para eliminar el exceso de humedad cuando escuché una voz detrás mío que dijo "Oh, my God!". Volteé y sorpresa! nos vimos las caritas en vivo y a todo color por vez primera.
El que llegara acompañado me otorgaba un par de ventajas: no se aburriría mientras yo estuviera en el trabajo, y la más importante que yo veía en ese momento, no me sentía comprometida a que me cayera mejor de lo que ya me caía. La verdad es que yo pensaba que su amiga era más bien una pretendienta o un querer que intentaba ocultar. Por mí mejor, pensé.
Yo seguía sin conocer su apariencia física y aunque él podía ver mi foto en el perfil de la página, yo para ese entonces ya había hecho estragos con mi cabello y había perdido al menos un par de kilos más. Estaba flaquísima. Más flaca que nunca, o más que siempre. Como la fecha se acercaba él pidió que le enviara otra foto de preferencia reciente; así que le envié La Foto pensando que sería una buena broma porque obvio, no le serviría para reconocerme cuando nos encontráramos en el aeropuerto. Contrario a mis expectativas me dijo que le había encantado y que hasta la había puesto como protector de pantalla en su compu.
Llegué un poco tarde porque para variar, o entre tanto nervio, me confundí con la hora de llegada, además de que olvidé anotar el número de vuelo y el nombre de la aerolínea. Como siempre, el exceso de confianza en mi alguna vez buena memoria me dio en la madre. Sólo recordaba que llegaban vía Washington. Eso, aunado a mi poca experiencia en vuelos internacionales me hicieron esperar en la Sala de Llegadas equivocada.
Era casi media noche de ese sábado donde al fin mis incógnitas se despejarían. Yo llevaba más de tres horas buscándolos, con La Foto impresa pegada en un folder tamaño carta con un palito de madera haciéndola de asta. Estaba harta de caminar con el cartelito en alto, me dolían los pies y los brazos. Para acabarla de chingar mi celular había cambiado de domicilio fiscal (un saludo a los señores asaltantes de circuito interior y eje central) y no tenía lana para comprarme un equipo nuevo, por lo que no podía saber si al menos él había intentado comunicarse a mi jaula.
Hacía ya un buen rato que estaba enojada conmigo misma por no haber llegado a tiempo. Va a pensar que no quise conocerlo, pensé. Qué tal que ya nunca me escribe? Y si sí llegó pero huyó al verme? Qué tal que se dio cuenta de que no soy el clon de Salma Hayek? Empecé a llorar de impotencia, por no encontrarlo y por no haberle enviado una mejor foto. Me estaba dando frío y me había cansado ya de recorrer el aeropuerto sin éxito.
Decidí irme a mi casa. Ya había pasado mucho tiempo y yo dudaba que anduviera perdido por ahí. Su vuelo no aparecía como retrasado por lo que de seguro llegó sin contratiempos por lo que yo no había alcanzado a verlo en la pantalla de llegadas. Igual y mañana me llama, pensé. El cartelito ya ni siquiera lo sostenía en alto sino que más bien lo bajé lo más que pude porque me sentía ridícula cargándolo. Estaba a dos de tirarlo a la basura. Me estaba pasando una mano por los ojos para eliminar el exceso de humedad cuando escuché una voz detrás mío que dijo "Oh, my God!". Volteé y sorpresa! nos vimos las caritas en vivo y a todo color por vez primera.
5 comentarios:
Chale, ahora si me quede picado. Mañana temprano la siguiente parte, plis.
wwwooooo...ya me imagino la deseperacion que has de haber sufrido, pero bien q valio la pena...
Estoy de acuerdo con Angel que sea temprano jeje
More more more more more.
We need more.
nooo no necesitamos mas ...
NECESITAMOS TODOOOOOOOOOOO!!!
anda D, ya no nos hagas sufrir yo quiero saber ya toda la historia
andaleeee por fis ='(
No puedo contar todo de corrido! me pasaría el día entero escribiendo... paciencia, ya merito!
Publicar un comentario