miércoles, 11 de febrero de 2009

De cómo empezó todo... (Episodio 12)

Fue una fracción de segundo lo que titubeé. No sabía qué decir ni cómo empezar, ni si saludarlo de beso o no. Pero en ese mínimo instante al mismo tiempo me cruzaron mil pensamientos por la cabeza. Bendita habilidad que tenemos las mujeres de escanear con apenas el rabillo del ojo. Estaba demasiado cerca mío como para examinarlo de manera descarada y sin embargo me dí cuenta de varios detalles: vestía jeans, una playera amarilla y chamarra de mezclilla. Recordé haber escuchado apenas sus pasos por lo que deduje que no calzaba tenis, y traía un morral atravesado que colgaba en su costado. Nunca quise imaginarlo porque no quería fallar en el pronóstico aunque, conociendo su lugar de origen lo supuse rubio, alto y de ojos claros.

Él sonrió ampliamente mientras me besaba las dos mejillas y me decía "Nice to meet you!". Yo sólo pensé: "chin, no tiene ojos azules". La verdad es que si me hubieran dado un modelo para armar, jamás le habría atinado a nada. Era super delgado, no mucho más alto que yo y aunque su piel era paliducha no podía saber si su cabello alcanzaba la categoría de pelos de elote o no. Su cabeza estaba totalmente rapada, y tenía una pequeña arracada en una de sus orejas. Conclusión: "está chistosito, pero por suerte no es gordo, ni viejo, ni feo".

Así me presentó a Devil Yvy, quien tenía dos enormes ojos verdes adornándole la cara de pocos amigos, era bajita de piel blanca y cabello castaño claro. Supuse que era el cansancio del viaje. Llevaban horas esperándome en el Freedom (ajá) y estaban ya queriendo irse al lugar donde se iban a hospedar cuando me vieron pasar. Él quería tomarse otra cerveza para festejar que al fin nos habíamos encontrado, pero al ver la mueca que hizo ella yo preferí despedirme quedando de pasar por ellos a la mañana siguiente.

La mala noticia fue que el equipaje de él no llegó por lo que tendrían que esperar a que lo enviaran a la casa donde se hospedarían. Casualmente, quedaba muy, pero muy cerca de mi casa así que no me costó trabajo llegar a recogerlos. Ese domingo recorrimos El Zócalo (con manifestación de peje incluida), La Latino y sus alrededores, y Coyoacán (incluyendo La Casa Azul de Frida Kahlo). Ella conversaba poco en inglés pero podía notar que lo que hablaba en otro idioma era más parecido a una queja que a una frase de admiración. Él se limitaba a escucharla.

Su equipaje tampoco llegó ese día por lo que tendrían que esperar uno más antes de irse a Oaxaca. Él sabía muy bien a qué lugares quería ir y así me lo dijo. La siguiente semana era Semana Santa y yo lo había invitado a pasarla en casa de mi papá, antes de que él me dijera que viajaría acompañado, aunque el plan no cambió por el hecho de que ella viniera también. El pueblito papanteco está muy cerca de las ruinas arqueológicas de El Tajín, y él había aceptado de buena gana aunque con sorpresa. Yo siempre he estado muy orgullosa de la tierra de mis padres, y aunque no hay antros VIP ni hoteles boutique, es una zona hermosa para pasar unos días tranquilos, descansar mucho y comer rico, y por eso lo invité. Además, llegar a casa de mi papá me daba seguridad extra y mataba dos pájaros de un tiro: visitaba a mi familia y pasaba más tiempo conociendo al güerito.

Desde el principio hablamos mucho y reíamos como si nos conociéramos de toda la vida. Como si siempre hubiéramos sido amigos. Me inspiraba mucha confianza y lo mejor de todo es que no era nada payaso. No le hacía el feo a nada. Ni al micro, ni al metro, ni a los tianguis atascados del centro, ni a los esquites con mayonesa y queso rallado, ni a las papas con valentina, ni a los raspados de tamarindo. Ella todo lo contrario, no comía nada que no estuviera empaquetado o que no fuera de restaurante, y todo el tiempo se quejaba de la contaminación, de ver tanta gente y de la comida tan picante. Yo todo esto lo comprendía perfecto, no me extrañaba para nada y por lo mismo traté de ponerle más atención para que se sintiera a gusto. Yo tan linda.

Los fui a dejar para que descansaran ya que debido al jetlag casi no habían podido dormir y él quedó de llamarme al trabajo en caso de que sus maletas llegaran a buena hora para que pudieran partir. Nos despedimos y yo me fui a mi casita. Cansada pero contenta.

4 comentarios:

Kena Siu dijo...

Pues si que que linda eh!...cuando uno viaja se tiene que dar a la idea de que va a conocer cosas nuevas, buenas y malas...y con esa jeta :s sera q por eso le pusiste Devil??
Mi querida D pues si, aca vivo en Transilvania, que tal!, si quieres que te mande algunas fotillos pasame tu mail... y espero que la crisis me cambie un poco o mejor un mucho jeje y estaria encantada en que vinieran a visitarnos a Sibiu.
Saludos!!!

Nayid dijo...

Me quedo la duda de quien esa esa Yvi, será su hija? Me esperare a leerte mañana antes de especular más.
Besos.

dianarl dijo...

yo tambien lo esperaba güerito y de ojos claros pero vaya la sorpresa, y lueeeeeeego?
llegaron las maletas?
ya no lo viste?
te invito a oaxaca?
es Mr. D?
tengo muchas preguntaaaaaaaaaaas
anda anda anda resuelvelas!

Anónimo dijo...

Al fin me puse al corriente de leer tu blog...
Vaya historia de amor, eh??
Saludos!!!