El 3 de octubre de 2007, llegó a tierras aztecas por tercera vez un extranjero güerito, flaquito, pelón, con hermosa sonrisa y alma dulce que iba decidido a iniciar una vida junto a una morena, flaca (used-to-be), de cabello oscuro y sonrisa colgate. O sea, Mr D y yo merengues. Él pidió una licencia de tres meses en su chamba para irse a probar suerte conmigo a La Ciudad de los Imecas. Como vi que esto iba en serio, renuncié a mi trabajo y los últimos dos meses del año pasado nos la pasamos recorriendo el bello país que es México y que yo como muchos paisanos, no conocía.
Nuestra primera parada fue Guanajuato, que yo ansiaba locamente conocer debido a todas las maravillas que algunos amigos me habían platicado: las callejoneadas, El Callejón del Beso y Las Momias tan famosas [Evité ir durante el Festival Cervantino por aquello de tanto escuincle poniéndose pedo a todas horas y vomitando en las esquinas]. Es una ciudad muy linda, relativamente cercana al DF y nada cara. Hay muchos hostales y casas de huéspedes. Nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos con una señora que nos rentó una habitación con dos camas matrimoniales y baño integrado, con derecho a uso de la cocina, y donde pude incluso lavar mi ropa (a mano, obvio) por 100 varos la noche, por persona. La neta, se me hizo una ganga. Creo que su nombre es Alicia y vende dulces en las mañanas a los chamaquitos que salen al recreo en la Plaza Mexiamora.
Nuestra primera parada fue Guanajuato, que yo ansiaba locamente conocer debido a todas las maravillas que algunos amigos me habían platicado: las callejoneadas, El Callejón del Beso y Las Momias tan famosas [Evité ir durante el Festival Cervantino por aquello de tanto escuincle poniéndose pedo a todas horas y vomitando en las esquinas]. Es una ciudad muy linda, relativamente cercana al DF y nada cara. Hay muchos hostales y casas de huéspedes. Nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos con una señora que nos rentó una habitación con dos camas matrimoniales y baño integrado, con derecho a uso de la cocina, y donde pude incluso lavar mi ropa (a mano, obvio) por 100 varos la noche, por persona. La neta, se me hizo una ganga. Creo que su nombre es Alicia y vende dulces en las mañanas a los chamaquitos que salen al recreo en la Plaza Mexiamora.
1 comentario:
Es una ciudad preciosa la verdad, yo tuve oportunidad de ir hace algunos ayeres y me gustó mucho, tengo ganas de regresar, ojala y un dia no muy lejano pueda. Linda la historia con Mr D, ahora voy enteniendo mejor todo jeje.
Saludos!
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