Las mujeres somos seres complicados por naturaleza. Imagínense tener que estar a merced de los deseos de nuestras hormonas. Habemos algunas que lidiamos bien con eso (a veces) y habemos otras que simplemente no podemos hacer nada ante nuestros inexplicables cambios de humor. Lo siento mucho pero así somos y no hay mayores explicaciones. Les cuento.
Desde principios de la semana pasada nos invitaron a una cenita en casa de Mr F y Manú. Nada inusual. Cena de viernes. As always. Lo único diferente es que esta vez los invitados serían los amigos del parque. Sí, esos seres que conoces cuando sacas a pasear a tus perros. O sea, los dueños de los amigos de Zeb. El menú incluiría quiches y tortilla española, además de las botanitas de siempre y el vino tinto.
Llegado el viernes le dije a Mr D que no tenía ganas de ir por varias razones: hacía harto frío y yo no quería salir de la casa, estaba muy a gusto enfundada en mi pijama, aplastada en el sofá viendo la tele. Además, no estaba en el mood de conocer gente nueva y de soportar tres horas de pláticas en francés y el volverme invisible. Y ha pasado en anteriores ocasiones donde aunque todos hablen inglés, simplemente no están habituados a hacerlo. Lo entiendo, no es ninguna obligación, no tienen porqué si ni siquiera mis amigos son; yo usualmente, me entretengo jugando con los perros o hablando con Mr D si es que nadie lo ha acaparado todavía, y de vez en cuando, un alma caritativa (generalmente, Mr BSB que se acaba de mudar a Alemania) me hacía la noche más amena hablándome en inglés. Total, que yo simplemente, no tenía ganas de lidiar con eso esta vez. De estar enmedio de varias personas que los primeros 30' hablan inglés y que cuando no encuentran una palabra, cambian al francés y así se siguen toda la noche; de mimetizarme con el papel tapiz y acabarme las aceitunas del bowl.
No lo entendieron. Prometieron hablar en inglés y además me hicieron sentir culpable porque me dijeron que habían preparado suficiente comida, que el vino tinto me estaba esperando, que socializar es bueno, que si ya no los quería, que qué habían hecho para que yo no quisiera visitarlos, y lo que me mató: que lo hiciera al menos por los perros. Inches chantajistas. Hice rabieta mientras discutía todas estas cosas con Mr F vía messenger y al cabo de veinte minutos me sentía mejor*. Mr D y yo nos arreglamos tarde y llegamos tarde en consecuencia. Pero ahí estuvimos, como cada vez que nos invitan.
* AL parecer lo único que necesitaba era desahogarme. Mujeres!!!
Desde principios de la semana pasada nos invitaron a una cenita en casa de Mr F y Manú. Nada inusual. Cena de viernes. As always. Lo único diferente es que esta vez los invitados serían los amigos del parque. Sí, esos seres que conoces cuando sacas a pasear a tus perros. O sea, los dueños de los amigos de Zeb. El menú incluiría quiches y tortilla española, además de las botanitas de siempre y el vino tinto.
Llegado el viernes le dije a Mr D que no tenía ganas de ir por varias razones: hacía harto frío y yo no quería salir de la casa, estaba muy a gusto enfundada en mi pijama, aplastada en el sofá viendo la tele. Además, no estaba en el mood de conocer gente nueva y de soportar tres horas de pláticas en francés y el volverme invisible. Y ha pasado en anteriores ocasiones donde aunque todos hablen inglés, simplemente no están habituados a hacerlo. Lo entiendo, no es ninguna obligación, no tienen porqué si ni siquiera mis amigos son; yo usualmente, me entretengo jugando con los perros o hablando con Mr D si es que nadie lo ha acaparado todavía, y de vez en cuando, un alma caritativa (generalmente, Mr BSB que se acaba de mudar a Alemania) me hacía la noche más amena hablándome en inglés. Total, que yo simplemente, no tenía ganas de lidiar con eso esta vez. De estar enmedio de varias personas que los primeros 30' hablan inglés y que cuando no encuentran una palabra, cambian al francés y así se siguen toda la noche; de mimetizarme con el papel tapiz y acabarme las aceitunas del bowl.
No lo entendieron. Prometieron hablar en inglés y además me hicieron sentir culpable porque me dijeron que habían preparado suficiente comida, que el vino tinto me estaba esperando, que socializar es bueno, que si ya no los quería, que qué habían hecho para que yo no quisiera visitarlos, y lo que me mató: que lo hiciera al menos por los perros. Inches chantajistas. Hice rabieta mientras discutía todas estas cosas con Mr F vía messenger y al cabo de veinte minutos me sentía mejor*. Mr D y yo nos arreglamos tarde y llegamos tarde en consecuencia. Pero ahí estuvimos, como cada vez que nos invitan.
* AL parecer lo único que necesitaba era desahogarme. Mujeres!!!
2 comentarios:
que manera de chantajear! jajajaja
ahora me queda la duda de en donde vives, pensé que vivías por acá en méx
como sea, esas cenas han de ser como las comidas en mi familia
no encajas y [en mi caso] termino recluyendome en un cuarto con mi laptop y viendo anime jajajaja
Saludines!! ^^
Oh como te entiendo.
Pero como yo usualmente soy chantajista es dificil chantajearme a mi.
La proxima vez di que tienes colicos o "molestias femeninas" y generalmente te dejan de joder.
Te leo, me agradaste.
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