martes, 10 de junio de 2008

de lo que es una sorpresita...

Anoche Mr. D me salió con que teníamos que ir a dejarle a Mr. M unas impresiones. Yo estaba instalada en hueva (raro), con mis pants azules, mi playera de tirantes turquesa y mi sudadera eterna azul marino que ya da lástima. Cero maquillaje, cero aretes, cero peinado de salón. Le dije que sí pero con la condición de regresar rápido porque yo ya tenía hambre. Era justo la hora de la cena, y quería echarme la segunda sesión de tacos de alambre que comimos el domingo con la visita de la Aunt J.
Cuando llegamos a casa del vecino, éste estaba cortando un melón en pedacitos, y preparando el resto dela botana. Yo metí mano de inmediato al melón. Nos sentamos en la terraza y empezamos a conversar. Bueno, ellos empezaron a conversar en francés. El misterioso paquetito que llevó Mr. D para ser "guardado" por Mr. M y Mr. F me hacía ojitos desde la mesa del comedor.
Yo estaba arrasando con los cacahuatitos cuando Mr. M nos invitó a quedarnos a cenar. Dios, otra hora por lo menos en lo que está lista. Y yo, pepenando las botanas como desesperada. Dije que sí, y en eso recibí una mirada cálida y una sonrisa pícara. Todo había sido planeado como una cena sorpresa para festejar mi cumple; las impresiones eran un simple pretexto para sacarme de la casa en lunes por la noche. La cajita misteriosa se abrió ante mí dejéndome boquiabierta. En el fondo yacía lo que debió haber sido una espléndida tarta de fresas, que ahora lucía como licuado de plátano con la crema batida por doquier y la fruta hecha mermelada a un lado. Mr. D sin querer la había maltratado al querer esconderla de mí. Pobrecito.
La cena consistió en comida hindú, muy buena por cierto, la tarta-licuado que pese a su aspecto estaba deliciosa, y un pastel adicional de grosella con capas de chocolate oscuro y blanco alternadas en su interior, riquísimo.
Mr. E nos acompañó también y dio rienda suelta a su experiencia como camera-man, tomándonos fotos bajo cualquier pretexto; Siempre lo hace, de hecho.
No me cantaron las mañanitas pero escuché, mientras todos me miraban y sonreían, la canción que aparece a continuación. No hubo velitas, pero hubo abrazos y buenos deseos y eso es lo que en realidad importa.
Gracias, amigos, por tan linda sorpresa. Gracias Mr. D por ser el autor de la misma. Te amo con todo mi corazón.

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