miércoles, 14 de mayo de 2008

de lo que es ser mamá...

A propósito del día de las madres estuve reflexionando acerca de las diferentes mamás que conozco. He conocido mamás lindas (como la mía), madres dulces (como la de Mariana), madres tiernas, madres tiranas, madres fuertes, madres desinteresadas, chambeadoras, huevonas, dedicadas, frías, madres de campo y de ciudad. En fin. Madres de todos tipos, colores y texturas. Sin embargo, hay algo que quiero compartir con ustedes. Mi mejor amiga fue madre hace poco, y por las mismas fechas, una vecina muy querida dio a luz a una niña en Zapata, precisamente. La diferencia entre una y otra no puede ser más grande. Una por un lado, con 9 meses de embarazo ya cumplidos y una panza discreta para el tiempo de gestación que tenía, se iba a lavar su ropa al arroyo, caminaba más de 3 kilómetros diarios para ir a dejar a su hijo a la escuela, ir a recogerlo, llevar el lunch a su esposo, cocinaba, barría, lavaba trastes, etc. todo eso sin mostrar signo alguno de cansancio. Yo estaba admirada. La otra por el contrario, dejó de manejar por ahí del 5to. mes por aquéllo de que no le fueran a dar un golpe en el carro, no iba ni al super sola, se la pasaba en casa haciendo manualidades, y sólo el fin de semana, acompañada de su marido salía a dar la vuelta. Una se alivió en una clínica de salubridad de papantla; la otra en un hospital privado de lomas de chapultepec. Un bebé duerme en una especie de hamaca con bordes de madera donde es mecida mientras su mamá hace sus labores; y el otro seguro duerme en su propia cuna de finos materiales mientras mamá medio duerme, medio come, medio hace su quehacer esperando que llore un poco para darle el pecho.
Una bebé se la pasa en su sillita mecedora, viendo a su mamá ir y venir con trastes y comida. La sientan cerca de la puerta para que el aire le refresque la cara y le espante los mosquitos. El otro sale en su carreola, perfectamente vestido y tan pronto una corriente de aire se deja sentir, el padre dispuesto le coloca una manta para que no se enferme, para que no se incomode.
Cada madre cuida de su hijo de acuerdo a sus posibilidades, a sus recursos. Y los bebés son tan adaptables que aceptan cualquier cuidado de buena gana, con una mueca que podría ser sonrisa. Y así nos hacen felices a los que les rodeamos. Así nos llenan de alegría la mirada, la existencia. Cada uno es perfecto, especial, único. Y cada mamá en consecuencia.
Dios bendiga a las mamás. A las que ya son, a las que aún no, y a las que quieren ser (como yo).
Feliz día de las madres.

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