miércoles, 7 de mayo de 2008

de lo que fue una boda papanteca...

El fin de semana pasado, Mr. D y yo regresamos de contraer nupcias en Mexico lindo y querido. Éste sí que fue un "dulce tormento". A continuación una breve crónica de lo que fue un evento de naturaleza incierta y fecha imprecisa.
Salimos de Bélgica el viernes 11 de abril en vuelos separados, Mr. D y yo. Él tenía su aterrizaje en tierras aztecas alrededor de las 5 pm hora local, en la terminal 1 del aeropuerto internacional de la ciudad de méxico. Yo, por otro lado, debía aterrizar por ahí de las 19 horas. O sea, dos horas después. Tiempo en el que supuestamente, mi tío Gordis, mi hermana y mi mamá esperarían con Mr. D en algún barcillo del aeropuerto... nada más lejos de la realidad. Mi vuelo se retrasó cuatro horas en Madrid con el subsecuente retraso en D.F. Mi madre había organizado una cena con toda la familia, para cuando salí de aduanas, todos ya habían cenado excepto yo. Moría de sueño y de hambre, pero no fue suficiente para que los tacos de tinga y alambre me supieran. Nos fuimos a dormir ya que al siguiente día mi amiga Laura se casaba y yo prometí estar presente como fuera. y Así fue. Madreada y desvelada, cansada y con ganas de irme a mi casa, acompañé a mi amiga en la Iglesia y se veía de lo más linda con su vestido blanco y su ramo. Lo malo fue que no la pude acompañar al festejo porque era hasta Texcoco y yo aún tenía que lanzarme al centro a conseguir mi propio ajuar y mis argollas de boda.
El domingo 13 todavía anduvimos de compras. Fuimos al super y nos aprovisionamos de latas de chiles, frijoles, salsas, mole, y un largo etc de viandas mexicanas que tienen que ser suficientes para aguantar hasta el siguiente año que volvamos a poder comer enchiladas. A las 8 de la noche de ese día nos lanzamos a Tuxpan, ya que ahí teníamos que tramitar el bendito permiso que Gobernación extiende a cualquier extranjero (a) que ose pretender casarse con algun (a) mexican curious. Llegamos a las 3:30 am de lo que ya era el lunes 14 de abril.
Tan pronto despertamos, tuvimos que dejar la cama y dirigirnos al Palacio Municipal de tan bello municipio jarocho para obtener la autorización. Después de preguntar por fin nos dijeron dónde quedaba la oficina de gobernación. Nos topamos ahí con Don Evaristo Santés que muy amablemente nos hizo el trámite lo más ligero posible y después de desembolsar más de 3 mil pesos nos pidió que esperáramos dos días a que llegara la persona que firmaba. Decidimos descansar esa tarde y tomarnos el martes siguiente como día de descanso en la playa. Así lo hicimos y recorrimos el malecón, el mercado, y la plaza varias veces.
Llegadas las 3 de la tarde del miércoles 16 asistimos de nuevo a ver a Don Evaristo quién nos recibió con la noticia de que el jefe no había llegado... pero mañana es seguro que sí. Aprovechamos para practicarnos los exámenes médicos pre-nupciales, mismos que nos entregaron esa misma tarde, casi noche. Sobra decir que la angustia se apoderaba de nosotros ya que teníamos que entregar los papeles en Papantla (otro municipio situado a dos horas de donde estábamos) al siguiente día antes de las 13:30.
Llamé a mi papá para comunicarle al situación y el jueves 17, una persona de confianza se lanzó al registro a preguntar si podían casarnos el sábado 19 aunque entregáramos los papeles un día antes. La condición era presentarnos con todo en regla a primera hora del viernes. Pasó el jueves, y el viernes temprano todavía no teníamos nada firmado.
Desesperados, cansados, estresados, angustiados y enojados, nos fuimos a desayunar. Yo no me tomé ni el café. No había tortas, ni tamales, así que hice berrinche y no comí ni siquiera pan dulce. Mr. D se tomó 3 cafés y comió algo que ya no recuerdo. A las 11 am decidí no darme por vencida y pagamos la cuenta. Yo me casaría el sábado a como diera lugar.
Afortunadamente, no tuve que rasgarme las medias ni estropearme el manicure, ya que cuando llegamos de nuevo a la oficina de gobernación, el bendito documento ya estaba firmado. Diez minutos después y con el 70% de nuestro presupuesto ya gastado, nos dirigimos a papantla vía ADO. Yo estaba dispuesta a rogar, en caso de ser necesario, para que la ceremonia se llevara a cabo el 19 en meritito Zapata. Afortunadamente, "sólo" tuve que pagar la cuota correspondiente y entregar nuestros papeles 15 minutos antes de que cerraran. Dos mil pesos menos y 26 horas después, llegó la jueza muy puntual en su camioneta blanca del año (nada mal, para un municipio campesino) a recolectar firmas y a leer el acta como correspondía. Por fin pudimos celebrar.
Pero una tarde antes mi papá estaba super nervioso. Se puso a barrer el patio, a recoger las hojas y la basura, limpiamos las mesas y las sillas. Su esposa me mostró lo que sería el platillo principal: Barbacoa. Pero no la hacen como la conocía, sino que la guisan con Chile de Mole y Chile de Color. Sigo sin saber cuál es cuál. A las 10 de la noche la ayudé a preparar lo que sería mi pastel de Bodas. Sólo enhariné el molde y separé las claras de las yemas. Creo que no lo hice tan mal. Nos fuimos a dormir entre el calor y los mosquitos. La familia aún no había llegado. Entre sueños los escuché hacer ruido como a las 3 de la mañana.
Despertamos a las 8 de ese sábado y nos fuimos a terminar de ayudar. Mr. D decoró con globos y popotes, según la costumbre del pueblo, yo sólo estuve haciendo mosca. Colocamos las mesas a como nos dijeron que debía ser, y a las 10 nos lanzamos a arreglar. El agua fría me cayó de perlas y me puse mi ajuar. Nada espectacular, pero sí lindo y cómodo. La familia ya estaba lista, y el novio también. Se veía tan lindo con sus pantaloncitos de vestir y ese chalequito tan coqueto. Yo creo que será la única vez que lo vea sin sus jeans. A las doce en punto empezó la ceremonia, y con sólo la familia presente y mi hermana recién salida de bañar, con el pelo aún húmedo y sin gota de maquillaje, Mr. D y yo pasamos a ser Esposo y Esposa. Contuve las lágrimas lo más que pude, pero al final fueron más fuertes que yo. Eso sí, fue llanto discreto para no arruinar mi make up.
La comida y la bebida empeezaron a circular y con la misma, empezaron a llegar los que faltaban. Mis "damas" llegaron después de las 3 pm; y my second family como a las 4:30. Algunos no llegaron y los extrañé. Algunos no llegaron porque no les avisé (sorry!). Todo terminó temprano, no sé a qué hora. Y no hubo borrachos impertinentes que merezcan ser mencionados. El pastel se terminó y yo ni lo probé. Recibimos mil abrazos y bendiciones y tres regalos. Aunque lo más importante para mí fue estar rodeada, al mismo tiempo y en el mismo espacio, por mi familia entera. Papá y mamá juntos, pero no revueltos. Hermana y hermanos. Fue algo lindo, muy lindo. Fue la mejor boda que pude haber tenido.
No recuerdo cuál fue la primera canción que bailé con mi marido ese día; y es que no soy fan de las cumbias. Pero la que haya sido, me llenó de emoción y de alegría. Al fin, Mr. D es Mr. D ante todas las de la ley.

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